Si ha explorado sus opciones y ya eligió la prueba, el lugar y la fecha que mejor se ajustan a su estudiante y a su familia, ¡está listo para el siguiente paso! (Y si no lo ha hecho todavía, regrese a la Parte 4 para obtener más información).
Usted es la persona indicada para ayudar a su hijo a prepararse para tomar una prueba, ya que conoce sus fortalezas, debilidades, temores y motivaciones. Entonces, ¿qué puede hacer para que su hijo se sienta seguro de sí mismo el día de la prueba?
Antes de la prueba
Si su hijo nunca ha tomado una prueba estandarizada, usted puede ayudarle a comprender todo el proceso con anticipación. (¿Recuerda la primera vez que usted tomó una prueba y rellenó perfectamente los círculos de respuesta con un lápiz número 2 que su mamá le compró?)
Guiar a su hijo paso a paso antes de la prueba puede ayudar a reducir el estrés el día de la prueba y obtener mejores resultados. A continuación, le compartimos algunas ideas que puede considerar:
- ¿Cuáles son sus objetivos al aplicar esta prueba? ¿Se los ha explicado a su hijo detenidamente? Las pruebas pueden ser estresantes si los niños no entienden qué se espera de ellos. Comunicarles claramente sus intenciones puede reducir su ansiedad y aumentar su confianza y seguridad. Por ejemplo, puede decirle: «Mi amor, solo quiero que hagas lo mejor que puedas para saber qué has aprendido y qué temas necesitas estudiar aún más».
- También puede reforzar su confianza explicándole que las preguntas estarán diseñadas para cubrir distintos niveles: algunas serán más fáciles porque las aprendió hace tiempo, otras estarán relacionadas con lo que está aprendiendo actualmente y otras serán tan avanzadas que quizá no sepa la respuesta. Para las preguntas avanzadas, tranquilícelo y dígale que no pasa nada. No se espera que su hijo sepa las respuestas y usted tampoco espera que las sepa.
- Muchos centros de evaluación y editoriales de currículo ofrecen materiales de preparación y pruebas de práctica. Estos recursos pueden ser útiles para familiarizar a su hijo con el proceso; además, le brindan la oportunidad de ofrecer apoyo y orientación durante la práctica, algo que no podrá hacer durante la prueba real.
- La mayoría de los centros de evaluación ofrecen varios días para aplicar la prueba antes de presentarla para obtener la puntuación. Usted puede hacer una pausa en las clases y elegir varios días de la semana para aplicar la prueba, limitando el número de secciones realizadas cada día. Esto es especialmente útil si tiene que evaluar a más de un niño, si tiene niños pequeños que se estresan con facilidad o si su hijo tiene necesidades especiales.
Después de la prueba: ¿deberíamos repetirla?
«¿Volver a aplicar la prueba? ¿Quién querría repetirla?», podría preguntarse.
Pero una vez que su hijo haya tomado la prueba o haya recibido los resultados, podría considerar volver a evaluarlo si se encuentra en las siguientes situaciones:
- Su hijo obtiene una puntuación por debajo del porcentaje requerido por su estado. (Si usted es miembro de HSLDA, le recomendamos comunicarse con nosotros para analizar su caso).
- Su hijo obtiene una puntuación más baja de lo que usted sabe que puede alcanzar, debido a una razón específica. Por ejemplo, si su hijo empieza con síntomas de gripe después de tomar la prueba, es posible que se haya sentido mal durante la evaluación y que eso haya afectado su desempeño.
- Está convencido de que el formato de la prueba no favoreció a su hijo y desea intentar con un formato distinto (por ejemplo, una versión sin límite de tiempo). Si decide volver a aplicar la misma prueba, pero en un formato diferente (en vez de aplicar una prueba totalmente distinta), le recomendamos esperar 90 días, como indican las recomendaciones de evaluación.
- Si no está convencido de que volver a evaluar a su hijo es lo más apropiado, revise la ley estatal, comuníquese con la editorial de la prueba o con el centro de evaluación. Y si es miembro de HSLDA, no dude en contactar a nuestro equipo legal para recibir asesoría. También puede considerar un método de evaluación alternativo, como un portafolio o una evaluación hecha por un evaluador.
¡Mantenga la perspectiva durante todo el proceso!
En un mundo que pone demasiado peso en los logros y las comparaciones, a veces olvidamos que la evaluación debe servir para el beneficio de su hijo y de usted. No es un momento para comparar o juzgar, sino para recibir retroalimentación que le permita planificar sabiamente el próximo año académico.
Quizá usted sobreestimó el nivel de comprensión de su hijo en cierta materia. Si es así, considere revisar los objetivos educativos que estableció al inicio del año.
Tomando en cuenta esos objetivos junto a los resultados de la prueba, pregúntese: ¿mi hijo va por buen camino o es necesario ajustar el rumbo? Si necesita ajustarlo, la flexibilidad de la educación en el hogar le permite hacerlo con libertad.
Una prueba es tan solo un vistazo parcial del progreso académico de su hijo. Usted sabe que su hijo es mucho más que un puntaje, ¡y su hijo también necesita saberlo!
Así que, independientemente de los resultados, dele un fuerte abrazo a su hijo. Dígale que lo ama y que está orgulloso de él por quien es.
Y ahora... ¡a seguir con la gran aventura de educar en casa!