Como muchos jóvenes, hasta ahora las vacaciones de verano de Eva Heroux habían involucrado bastante tiempo rodeada de agua. Pero la gran diferencia era que este verano sus compañeros acuáticos incluyeron los tiburones.
El encuentro de esta joven de 14 años con los animales cazadores del océano ocurrió como parte de una oportunidad increíble que consiguió describiendo unas aventuras que ya había experimentado.
Gracias en gran medida a un ensayo que escribió, a mediados del 2019, Eva fue seleccionada como una de dos ganadores de los Estados Unidos de una beca para una excursión con National Geographic. Entonces, a finales de junio de 2019, Eva se juntó con otros 17 jóvenes para visitar la región de las Amazonas de Ecuador y las Islas Galápagos.
“Fue muy instructiva” dijo ella, resumiendo modestamente una aventura que incluía conocer a tribus de gente indígena e investigar especies raras que han fascinado a biólogos por muchos siglos. “Siempre me ha gustado la naturaleza y el viajar”.
Una Joven Exploradora
El interés de Eva en la exploración de nuevas culturas se desarrolló como algo heredado.
Su madre, Vilmarie, viene de Puerto Rico. El padre de Eva desciende de los canadienses franceses.
Desde su hogar en el norte de Nueva York, la familia Heroux se ha habituado a visitar a sus parientes en Canadá y el Caribe.
La familia también ha sido pionera, buscando oportunidades educativas únicas por medio de la enseñanza en el hogar.
Como explicó Vilmarie, ella y su esposo Bernard sabían que querían algo diferente justo después de matricular a su primer hijo en la escuela.
“Cuando mi hijo inició sus estudios en el kínder”, dijo ella, “no nos gustó mucho el tamaño de la clase, la gestión del aula, ni las clases de religión”.
Una decisión clara: La escuela en el hogar
Ellos conocieron a unos padres que educaban en casa que animaron a la familia Heroux a probar por sí mismos la educación en casa. Entonces, matricularon a su hijo en un programa de educación en el hogar que principalmente usaba un currículo clásico católico.
“Después de quince años”, dijo Vilmarie, “todavía lo estamos haciendo”.
Eva, la cuarta de cinco hermanos, recientemente empezó a estudiar la fotografía, ampliando sus propios experimentos con cursos en un centro local para las bellas artes. Por un tiempo ha estado especialmente intrigada por la cobertura de la vida silvestre de la revista National Geographic, y cuando se enteró de su concurso para la beca, su madre le animó a apuntarse.
Recordó Vilmarie: “Es una de esas cosas de la cual dices: ‘Bueno, vamos a ver qué pasa’”. Pero cuando se dio cuenta que había ganado Eva, añadió, “No lo podía creer. Casi me caí al suelo”.
Eva disfrutó de una popularidad local cuando anunció su logro. National Geographic y varios patrocinadores corporativos fijaron una conferencia de prensa con los oficiales locales. Durante el evento, el ejecutivo del condado proclamó que el 13 de junio sería “el Día de Eva Heroux”.
En la selva tropical
Pero aun este momento emocionante no se comparó con el nivel de emoción del viaje mismo.
El 21 de junio Eva llegó a Quito, Ecuador. Allí se encontró con los demás jóvenes de su grupo, quienes venían de los EE. UU., Suiza, Hong Kong y la India, junto con los líderes adultos del equipo.
“Todos venían de diferentes lugares y posiciones en la sociedad”, dijo Eva. “Hice una amistad muy buena”.
Después de viajar por muchas horas en autobús y en barco, el grupo llegó al parque nacional Yasuni, en la cuenca de las Amazonas.
El centro de investigación en el parque nacional Yasuni, en la selva amazónica del Ecuador.
“Es tierra silvestre”, dijo Eva. “No había servicio de internet ni nada semejante. Mayormente no me era problema porque siempre estábamos ocupados”.
Exploraron el área durante cuatro días, conociendo a la comunidad indígena Waorani y observando el trabajo en un centro de investigación científica. Los estudiantes hicieron presentaciones diarias y se les asignaron varias tareas incluyendo fotografía y redacción.
Un momento destacado de su estadía en las Amazonas fue cuando escalaron una torre de 100 pies de altura para ver la puesta del sol sobre el dosel de la selva tropical. “¡Eso fue increíble!”, dijo Eva.
Al cruzar el Océano Pacífico
El 27 de junio llegaron al archipiélago Galápagos, que está en ambos lados de la línea ecuatorial, a más o menos 560 millas al oeste de Sudamérica.
Tortugas gigantescas en las Islas Galápagos
Por 8 días viajaron a tres islas, explorando una cueva volcánica, caminando, nadando, haciendo surf, y observando los animales y las plantas silvestres.
Flamencos en las Islas Galápagos.
Eva contó cómo vio muchas especies que son especialmente asociadas con los Galápagos, incluyendo los pinzones de Darwin, las tortugas gigantescas, los pingüinos, los leones marinos, los flamencos, las iguanas, y los alcatraces patiazules.
“La cosa más grande que vimos”, dijo ella, “fueron los tiburones martillo. Nos acercamos a casi seis pies de ellos”.
Ese encuentro emocionante ocurrió durante una muy memorable sesión de buceo de superficie.
“Fue una experiencia de otro mundo”, añadió Eva. “No parecía que estuviéramos en la tierra. El agua estaba muy, muy azul; un azul fuerte como la bebida Gatorade”.
El grupo vio este león marino durante el buceo.
El 4 de julio marcó el último día completo de la excursión. Para Eva, la conclusión de su aventura le aumentó el deseo de seguir explorando.
“El viaje me hizo darme cuenta de que la fotografía realmente es algo que quiero hacer”, dijo ella.
La aventura continúa
Como muchas cosas en la vida, Vilmarie dijo que el regreso de su hija trajo emociones variadas y opuestas.
“Yo estaba muy emocionada y orgullosa”, explicó Vilmarie, pero agregó que, como una madre típica, se sintió preocupada durante los pocos días cuando Eva y el grupo estaban en la selva amazónica y no se podían comunicar.
Se consoló con el pensamiento de que Eva hablaba el español. “Por lo menos, si se pierde”, Vilmarie recordó haber pensado, “sabrá como desplazarse.”
Últimamente, añadió Vilmarie, siente que el increíble viaje de Eva afirmó la decisión que ella y su esposo hicieron muchos años atrás en relación con la educación de sus niños.
Con la educación en el hogar, dijo: “tenemos el tiempo para trabajar en lo que queremos”. Ella tiene la flexibilidad para enfocarse en las materias principales y acomodar los intereses específicos de sus hijos.
Por ejemplo, Vilmarie dijo que había estado ayudando a Eva a desarrollar sus destrezas en la escritura cuando surgió la oportunidad de entregar un ensayo para el concurso para la beca de National Geographic. “Creo que esa fue la clave para ganar” añadió.
Pero sin importar lo que su familia espere lograr, concluyó, ella quiere que los padres sepan que, al guiar la educación de sus hijos, pueden anticipar que también van a estimular a que desarrollen las relaciones, la fe y el ingenio.
“Mi mensaje es que la educación en casa funciona”, dijo Vilmarie. “Es una gran oportunidad para las familias. Solo dele la gloria a Dios y persevere.
—Dave
Crédito fotográfico: Primera fotografía cortesía de iStock. Fotografías siguientes cortesía de la familia Heroux.