Según el gran educador estadounidense Booker T. Washington, el éxito no debe juzgarse por la posición que una persona ha alcanzado, sino por los obstáculos que ha superado.
Conforme a ese parámetro, Rebecca Willis y su hijo con autismo, Caleb, han alcanzado mucho éxito.
Lo que para algunos podría parecer un humilde comienzo profesional, para Caleb representa un gran triunfo. Hace solo 12 años, era un niño distraído que se agobiaba con facilidad y a quien le costaba relacionarse hasta con su propia familia.
Ahora, en su puesto actual en Home Depot, Caleb ya ha forjado amistades y ha ganado cargos de confianza.
¿Por dónde comenzar?
Para Rebecca, intentar educarlo durante sus primeros años fue una batalla constante.
«Todo era difícil, todo era un problema», afirmó.
Caleb no podía concentrarse ni quedarse quieto. Cualquier imagen o sonido inusual le resultaba abrumador. Empezó a llevar una manta para poder esconderse debajo de ella si algo le inquietaba y lo hacía hasta cuando alguien lo miraba directamente. El ruido de una podadora en el jardín era suficiente para hacerlo llorar.
Aunque Rebecca ya educaba a su hija mayor en casa, empezó a dudar de su capacidad para tener buenos resultados con Caleb. Esta ansiedad se intensificó cuando sus familiares y amigos insistían en que simplemente debía ser más disciplinada.
«Me sentía bloqueada», dijo. «No me sentía como una buena madre. No dejaba de preguntarme: “¿qué estoy haciendo mal?”»
En busca de ayuda
Finalmente, las cosas empezaron a mejorar cuando Rebecca asistió a una conferencia de educación en el hogar y escuchó a Marian Soderholm, especialista en necesidades educativas especiales. Más adelante, Soderholm evaluó a Caleb y le recomendó un terapeuta especializado en un tratamiento llamado desarrollo perceptivo motor.
Caleb empezó a asistir a sesiones dos veces al día destinadas a mejorar su percepción sensorial. La terapia frecuentemente consistía en que se acostara boca arriba mientras movía sus extremidades o alguien se las manipulaba. El objetivo era ajustar su mente a las sensaciones creadas por el movimiento de su cuerpo de ciertas maneras o que fuera más consciente de la posición de sus extremidades, aunque no pudiera verlas.
Rebeca dijo que aquello «le ayudó mucho con su comportamiento», pues ya no se sentía abrumado por los estímulos externos.
Tres años de esta terapia sentaron las bases para otra preparación especializada. Caleb asistió a terapia ocupacional y a ejercicios para saber cómo regular sus emociones durante varios años. También continuó estudiando en casa con un plan de estudios informal; incluso tuvo un tutor privado por cierto tiempo.
En camino hacia el trabajo
A los 14 años, Caleb comenzó a participar en Hidden Wings, un ministerio con sede cerca de Santa Bárbara, California, que se enfoca en el desarrollo de jóvenes adultos con autismo. Su misión es simple pero profunda: «Un empleo y un amigo para cada persona con autismo».
En los fines de semana, Caleb disfrutaba de las actividades al aire libre con Hidden Wings: en especial, senderismo, natación y kayak.
«Un momento que nunca olvidaré fue cuando vi a un delfín nadar alrededor de mi kayak», contó.
A los 17 años, Caleb estaba listo para seguir avanzando. Rebecca recuerda cómo Caleb dedicó varios veranos a tocar de puerta en puerta, ofreciendo sus servicios para cortar el césped a los vecinos. Siguiendo el consejo de su psicólogo, Rebecca lo graduó y lo envió a buscar trabajo.
Caleb no tuvo objeciones.
«Siempre he sido muy trabajador», afirmó. «Mi mamá es testigo de ello».
Por medio de Achievement House –una organización sin ánimo de lucro con sede en Paso Robles, California– Caleb participó en una capacitación vocacional de jardinería y paisajismo. Después de tres años, le dijeron que estaba listo para un trabajo en la comunidad.
Su instructor vocacional le ayudó a elaborar su currículum y a practicar para las entrevistas. Este esfuerzo dio frutos cuando Caleb fue contratado en Home Depot, en donde asiste a los clientes a cargar sus vehículos y a supervisar la entrada de la tienda.
Su arduo trabajo le ganó un aumento y el reconocimiento de empleado del mes tras un breve periodo en el puesto. Aunque está encantado con sus logros, admitió que lo que más le gusta es «toda la gente estupenda» con la que trabaja.
El 19 de octubre, Caleb recibirá un reconocimiento por su éxito en un evento de concienciación sobre la discapacidad, organizado por el Departamento de Rehabilitación de su estado.
Enfoque en la fe
Rebecca también ha quedado impresionada con el crecimiento de Caleb en su participación en la iglesia.
Según Caleb, su fe se ha convertido en el centro de todo lo que hace. Sigue motivado por el mensaje central de un sermón que escuchó hace algún tiempo: «No dejes que las circunstancias por las que atraviesas definan quién eres».
Tiene un buen amigo en la iglesia y toca las congas en el grupo de alabanza.
«Y, además, ya no me importa que la gente se me quede viendo», añadió.
Rebecca atribuye la razón del éxito de Caleb al método educativo que le permitió a su familia encontrar formas poco convencionales de ayudarlo a crecer.
«Dios es tan bueno», escribió en un correo electrónico a HSLDA. «Caleb ha superado todas las expectativas que se podían esperar de él según la comunidad médica. Sé que la educación en casa nos alejó de la burocracia y la mentalidad institucional que habrían atrofiado el éxito de Caleb. ¡Estoy muy agradecida!».
–Dave
Crédito de la foto: imágenes cortesía de la familia Willis.