En Chicago, hay una pequeña tienda de llantas propiedad de Xiomara Reyes y su esposo Víctor. Pero esta pequeña tienda no es solo es un lugar adonde la gente acude para arreglar sus llantas, sino que es un símbolo de unidad familiar.
Su tienda, junto a su casa, representan los pasos audaces que esta familia ha tomado para crear un espacio en el que la educación de sus hijos significa mucho más que aulas y horarios rígidos. Para Xiomara y Víctor, la educación en el hogar significa brindarle las mejores oportunidades a sus tres hijos: Wesley, de 13 años, Santiago, de 8, y Victoria, de 2.
Tanto han amado esta alternativa educativa que han decidido unirse a HSLDA como miembros principalmente para proteger la futura libertad de sus hijos de educar en casa.
Esta es su historia.
De montar llantas a la educación en casa
Xiomara y Víctor llegaron a los Estados Unidos hace 14 años. Xiomara, originaria de El Salvador, siempre tuvo una pasión por el aprendizaje. Aprendió a montar llantas con su padre en su ciudad natal cuando solo tenía 11 años y eventualmente se graduó con una licenciatura en administración de empresas.
«Siempre me apasionó mucho el negocio de llantas de mi padre», dijo Xiomara. «Cuando mi hijo mayor escuchó la historia de que yo aprendí a los 11 años, él se animó a aprender a los 9 años».
El trabajo de Víctor como mecánico bilingüe en su pequeña tienda de llantas proporcionaba un ingreso estable, pero la familia sentía que faltaba algo. Algo relacionado con la educación de sus hijos. En 2019, escucharon sobre la educación en casa a través de la co-op de su parroquia, una comunidad en la que habían estado creciendo y aprendiendo juntos. Conocieron a una familia hispana que estaba educando en casa a sus hijos y se sintieron intrigados.
Al mismo tiempo, empezaron a notar cambios preocupantes en el comportamiento de Wesley. En aquel momento, él cursaba el grado 3 y sus amigos ejercían una influencia negativa en él. Incluso la maestra de Wesley notó el cambio.
Además, Xiomara se dio cuenta de que Wesley tenía una deficiencia en lectura. Siempre que leía, inventaba palabras o las cambiaba por otras. Sabía las consonantes, pero no conocía las vocales. Poco después de notar su comportamiento preocupante y sus dificultades con la lectura, llegó la pandemia.
Todos estos factores, la curiosidad por la educación en casa, los problemas de comportamiento y aprendizaje de Wesley y la pandemia, llevaron a Xiomara y Víctor a intentar educarlo en casa.
De no saber las vocales a aprender inglés antiguo
Educar en casa implicaba superar una barrera de lenguaje para Xiomara: un dominio limitado del inglés. Víctor había aprendido inglés al estar refugiado en Australia durante la guerra civil en El Salvador. Pero Xiomara no sabía mucho inglés.
Cuando llegó a los Estados Unidos, solo sabía decir: «Hola, mi nombre es Xiomara». Aprender inglés no fue fácil para ella. Al llegar a Chicago, comenzó cursos en una universidad comunitaria. También trabajó en una guardería durante un par de años, donde adquirió habilidades conversacionales al interactuar con los niños.
Sin embargo, incluso con esa experiencia, la idea de educar en casa seguía siendo intimidante para ella. «¿Y si arruino la educación de mi hijo? ¿Y si mi inglés no es lo suficientemente bueno?», se preguntaba.
Para superar esos miedos, se dijo a sí misma: «Debe haber algo que pueda hacer». Siguió buscando un plan de estudios que pudiera satisfacer las necesidades educativas de Wesley. Se sintió bendecida al encontrar el currículo cristiano Abeka, que incluye clases pregrabadas en inglés. Utilizó este plan de estudios para comenzar a educar a Wesley en el grado 4 y a Santiago en preescolar.
Las clases pregrabadas, junto con el aprendizaje fonético, ayudaron a Wesley a ponerse al día rápidamente. Pronto estaba sobresaliendo en el entorno de la educación en casa. Ahora leía con fluidez, escribía con confianza, e incluso aprendía inglés antiguo. Esto fue una revelación para Xiomara, quien dudaba de su capacidad para enseñar en inglés.
Aprendiendo sobre el perdón... ¡y sobre la mecánica!
Para la familia de Xiomara, la educación en casa no se trata solo de lo académico, sino que es una forma de construir relaciones sólidas y fomentar la confianza dentro de la familia.
Antes de estudiar en casa, Wesley pasaba los días ocupado entre la escuela y otras actividades, lo que dejaba poco tiempo para momentos de calidad con la familia.
Ahora, Xiomara y Víctor pasan más tiempo con sus hijos, conociéndolos a un nivel más profundo.
«Wesley no nos confiaba sus pensamientos y sentimientos. Ahora, nos cuenta todo, ya sea un problema con un amigo o una pregunta sobre la fe», explicó Xiomara. Esta nueva apertura ha tenido un profundo impacto en la dinámica familiar. «Si tiene una discusión con alguien, nos lo dice, y hablamos con él sobre el perdón», agregó.
El vínculo entre padres e hijos también se ha fortalecido de otras maneras. Wesley ha aprendido sobre la mecánica con su padre, mientras que Xiomara le ha enseñado a cocinar y a ayudar con los quehaceres del hogar.
«La educación en casa nos permite enseñar no solo lo académico, sino también habilidades para la vida», dijo Xiomara.
Los pasatiempos e intereses de Wesley y Santiago también se nutren a través de la educación en casa. A ambos les encanta jugar fútbol en la liga de la American Youth Soccer Organization. Wesley es muy talentoso e incluso le han ofrecido becas para jugar en ligas competitivas.
Los hermanos también tocan instrumentos musicales, Wesley la guitarra y Santiago el bajo, con el apoyo de su padre.
Un lugar seguro para aprender y crecer
La familia Reyes está consciente de los peligros que enfrentan los adolescentes que viven en Chicago. Las pandillas, la violencia y la presión social son amenazas que siempre están presentes. Esta es una de las razones por las cuales la educación en casa ha sido un refugio para Wesley y Santiago.
«Wesley ha visto cómo algunos de sus compañeros han comendo a vestirse como pandilleros. Y hasta él mismo se ha preguntado en dónde estaría él sin la educación en casa», dijo Xiomara.
De hecho, Wesley ya ha expresado su deseo de educar en casa a sus propios hijos algún día. Esto llevó a Xiomara a convertirse en miembro de HSLDA.
«Si no apoyamos a una organización que defiende nuestros derechos, ¿quién lo hará?» dijo Xiomara. «Puede que mi libertad no esté siendo oprimida en este momento, pero ¿qué hay de la futura libertad de mis hijos y nietos? ¿Qué pasará si ellos enfrentan opresión cuando decidan enseñar en casa en el futuro?»
Así que esta familia se unió a HSLDA para preservar la libertad de educación en casa de Wesley, Santiago y Victoria.
Un faro para otras familias
La familia Reyes se ha convertido en un faro para otras familias hispanas que están considerando la educación en casa. Xiomara ha compartido su experiencia con cinco familias hispanas, dos de las cuales han comenzado a educar en el hogar. ¡Una de ellas ha logrado completar un año de educación en casa, y la otra tres!
Xiomara les asegura que sí pueden encontrar recursos, planes de estudio y clases pregrabadas para educar en inglés. También les ofrece apoyo y les comparte una visión honesta de los desafíos y recompensas de la educación en casa.
«No siempre es fácil», admite Xiomara. «Es una vida de sacrificios. Te enfrentas al temperamento de tus hijos, corrigiéndolos constantemente, y así sucesivamente... Pero la recompensa es mucho mayor».
Sueños y aspiraciones
Wesley sueña con convertirse en ingeniero automotriz algún día y a Santiago le interesa la construcción y la arquitectura. La flexibilidad de la educación en casa les permite explorar sus pasiones sin las limitaciones de un entorno escolar tradicional.
Para Xiomara y Víctor, el viaje de la educación en casa ha sido una aventura de fe, perseverancia y amor. Es una historia que resuena con muchas familias hispanas que enfrentan obstáculos similares.
«Ha sido una bendición muy grande», dice Xiomara. «No solo estamos educando en casa, estamos construyendo un hogar en el que nuestros hijos puedan sobresalir».