La Poesía era una de las materias que más me gustaba enseñar. Mis hijos mayores, que entonces tenían 16 y 13 años, coinciden en que fue una de sus clases favoritas. Mi hija menor incluso prestaba atención, sobre todo cuando sus hermanos recitaban los poemas que escribían. Nos reuníamos dos veces por semana para leer y analizar poemas, aprender sobre métrica, forma y recursos literarios. Como maestra, incluía algunas pruebas, un examen parcial y un examen final, pero priorizaba llevar un diario de poesía, la escritura de poemas y un concurso específico de poesía llamado Poetry Slam.

Este concurso sacó a relucir el poeta que todos llevamos dentro y cada uno de mis hijos (incluyendo la de 10 años) interpretó dos poemas. Mi esposo escribió tres haikus para la ocasión y yo recité un poema que había escrito para publicarlo más adelante. Mi padre también participó y recitó dos poemas que aprendió en su infancia. Terminamos celebrando con tarta y helado.

Aunque esta clase fue única en muchos sentidos, no fue única por el hecho de impartirla a alumnos de distintos grados. Para que la educación en casa funcione y lograr que la cena esté servida antes de dormir, teniendo tres hijos, a menudo tengo que buscar maneras de enseñarle a más de un niño a la vez.

Les comparto algunas estrategias que he utilizado para enseñar a mis hijos en distintos grados:

1. Enseñar a un nivel superior

Los conceptos y el material que imparto casi siempre se adaptan al nivel de mi hijo mayor. Es fácil subestimar la capacidad de los niños más pequeños en entender conceptos difíciles. A pesar de que los requisitos y las expectativas sean diferentes, los alumnos más jóvenes pueden beneficiarse de formar parte de una clase que se le imparte a un alumno mayor.

2. Prepararse para cambiar el orden de los temas

Si utilizo diferentes libros para cada nivel, me tomo el tiempo de asegurarme de cubrir los mismos temas. Un año impartí Ciencias de la Tierra y Astronomía a tres niños de distintos grados. Uno de los currículos empezaba con Astronomía y el otro con Ciencias de la Tierra. Decidí utilizar el segundo currículo y elaboré las lecciones de manera que todos estudiábamos lo mismo cada semana y solo hacíamos un laboratorio semanal en lugar de dos o tres. Me reunía por separado con la más pequeña, que solo tenía diez años, y mis alumnos mayores trabajaban de manera independiente la mayor parte del tiempo, a excepción de las prácticas de laboratorio. Además, a mi alumno de secundaria le exigía más investigación, sobre todo de fuentes de internet. 

3. Incorporar las necesidades de aprendizaje de todos

A mi hijo le importa debatir y aprende de mejor manera cuando procesa verbalmente lo que aprende. Siempre que puede, prefiere repasar su trabajo oralmente. Mi hija mayor prefiere que programe una fecha de entrega para las lecturas y las tareas y la deje trabajar por su cuenta. Así aprendí a incorporar ambos estilos en las clases y descubrí que estas preferencias naturales me facilitaban disponer del tiempo necesario para trabajar con los distintos grados.

4. Ser sensible con la retroalimentación

Conforme a la personalidad y capacidades de sus hijos, es posible que deba tener cuidado con la forma en la que comparte su retroalimentación y evalúa sus aprendizajes. Un niño con falta de confianza en sí mismo puede necesitar correcciones y comentarios discretos y privados para evitar sentirse «comparado» con un hermano con más conocimientos académicos o más confianza en sí mismo. Aunque esto suele ocurrir con los hijos más pequeños, puede suceder con hijos mayores también.

Ahora que mi hijo mayor está en la universidad, solo tengo una materia de múltiples grados este año: Historia de Estados Unidos. Un día a la semana, mi hija pequeña específicamente asiste a una clase sobre la Revolución Americana con un profesor recién graduado en casa. De este modo, tengo la oportunidad de enfocarme en el aprendizaje de niveles más altos de mi hija mayor. Después, cubro los contenidos de las fuentes primarias con ambas alumnas y entablamos buenos debates desde distintas perspectivas. Nuevamente, me alegra reunir a mis hijos y enseñarles las cosas importantes.

-Rachelle