¿Cómo hago mi planeación académica para el siguiente año? Bueno, hago lo que se me da bien: dejo que mi esposo se encargue de ello.

Parece broma, pero es cierto. A Darren se le da mejor la planificación y a mí, la ejecución. Cuando menciono cómo nos dividimos el trabajo en nuestros círculos de educación en casa, la gente se sorprende por dos razones. En primer lugar, los primeros educadores en casa consideraban que la labor de educar era principalmente –si no exclusivamente– tarea de la madre, ya que el padre solía ser el proveedor de la familia a tiempo completo. Segundo, no todos se encuentran en una situación en la que puedan dividirse la tarea de educar con su cónyuge. Mis compañeras blogueras, Rachelle y Jessica, son las principales planificadoras y educadoras de sus familias y sus publicaciones son muy útiles.

Sin embargo, si usted y su cónyuge tienen la oportunidad de compartir la labor de educar en casa, aquí estoy para decirles que deberían intentarlo. A continuación, les comparto cómo nos funciona a nosotros generalmente.

(Nota: de hecho, entrevisté a Darren para escribir este artículo).

Darren tiene la capacidad de tomar toda una masa de información y simplificarla para que sea manejable, pero él no supervisa la enseñanza en nuestro día a día. Para nosotros, la planeación es un proceso de dos pasos. Darren expone todas sus ideas en una hoja de cálculo y luego yo las reviso para ver qué es lo que podría ejecutar en la práctica.

Darren es mejor en empezar proyectos que terminarlos; por eso, para mantenerse enfocado en el año en curso, pospone la planeación del siguiente año hasta que el año actual esté casi por terminar. No obstante, una vez que está listo para pensar seriamente en el nuevo año escolar, lo aborda con entusiasmo... y con una hoja de cálculo.

En la parte superior de la hoja, escribe el nombre y el grado de cada niño. En la parte inferior izquierda, enumera todas las materias que tenemos que cubrir para todos los niños.

«Luego me voy niño por niño», me explicó, mostrándome la hoja de cálculo del año pasado. «Veo qué hicieron el año pasado, en qué grado están, qué necesitarán para el año que viene».

Una vez aclarada la información básica, comienza con la búsqueda de currículo. Revisa catálogos, busca reseñas de planes de estudios en línea y pide sugerencias a Google. En años anteriores, le gustaba asistir al menos a una conferencia en la que podía tomar los libros físicamente y hojearlos. «Eso me permitía explorar nuevas ideas sin sentirme abrumado». Este año, con todo aún en fluctuación después del 2020, la búsqueda fue un poco más laboriosa y menos interactiva.

Le pregunté cómo se asegura de que los niños recibirán las clases que necesitarán para graduarse. Me respondió que utiliza una combinación de recursos recomendados por las asesoras educativas de secundaria de HSLDA y los requisitos de graduación de las escuelas públicas de nuestro estado. También administra los exámenes estandarizados cada año, así que utilizamos esos resultados como un indicador (muy general) de las áreas en las que debemos enfocarnos.

Una vez completa su hoja de cálculo, Darren pasa al paso dos: invitarme a tomar unos martinis de chocolate para hablar del año que viene.

El estilo de enseñanza de Darren es muy tradicional, mientras que yo tiendo más a la desescolarización. Mezclamos ambos estilos para ser lo más flexibles posible. Utilizamos muchos libros de texto, cuadernos de ejercicios y clases en línea. Al mismo tiempo, me aseguro de que haya suficiente espacio para la creatividad, la cual no funciona con horarios. También añado mis «días de taxista», cuando tendré que manejar a los niños a clases o a co-ops. En el pasado, cuando teníamos cuatro estudiantes y todo estaba a su punto máximo, a veces teníamos que reducir la carga académica para que yo pudiera mantener el equilibrio durante todo el año. Aunque este año pinta distinto, sé que puedo hacer los ajustes necesarios para adaptarlo a lo que se nos presente.

En la medida de lo posible, tomamos en cuenta los intereses de los niños. A menudo nos piden que pongamos en práctica ciertas ideas («¿puedes hacer que la lectura de este libro sea parte de mis tareas?»). Darren le presentó a Sparkler algunas opciones diferentes de cursos de biología y la dejó decidir cuál le parecía mejor.

Al hablar de nuestros planes, él y yo nos preguntamos una y otra vez: «¿crees que esta gran idea en realidad funcione?» Algunas ideas sí funcionan, otras no. (Ni me pregunte por los libros de texto de ciencias tan fantásticos que a ambos nos encantaron... pero que a nuestros hijos no).

Después de haber graduado a nuestros dos hijos mayores, este año solamente planificaremos para uno que estudia la escuela media y otro, la secundaria. Darren ya compró libros y actualizó su hoja de cálculo y yo estoy construyendo el próximo calendario cuidadosamente para tener suficiente espacio para respirar. A lo largo de los años, junto con todos los cambios que estos traen consigo, este proceso de dos pasos nos ha funcionado bien: Darren el planificador y Sara la ejecutora.

–Sara