Los Estados Unidos es un país, entre muchos del mundo, que pone un énfasis único en el derecho de tener un juicio ante un jurado de nuestros pares. Tres de las enmiendas de la Declaración de Derechos protegen el derecho de juicios ante jurado. La constitución de cada estado garantiza este derecho vital. Películas y libros, desde la película clásica Doce Hombres sin Piedad (Twelve Angry Men), hasta la moderna Tribunal en Fuga (Runaway Jury), se centran en la habilidad que tiene un jurado de proteger al inocente y condenar al culpable.
El servicio de jurado es una oportunidad de prestar un servicio a la comunidad de forma directa, y es esencial para mantener y preservar las libertades que valoramos como ciudadanos de Estados Unidos. Ser parte de un jurado es ayudar a garantizar que nuestros conciudadanos reciban la protección, y cuando sea necesario, el castigo, de la ley. El servicio de jurado también es una buena oportunidad para mostrarle a nuestros hijos qué tan importante es el sistema judicial para defender la libertad y propiedad.
Sin embargo, le ley reconoce que hay momentos en la vida en que simplemente no podemos cumplir con este deber cívico. Para esos momentos, su estado ha creado leyes que otorgan exenciones para que un ciudadano no tenga que servir como jurado.