“¡¡Empezamos la escuela en casa el año que viene!!” decía el mensaje de mi querida amiga Anna.

Me sentí emocionada, pero también nerviosa por ella. Tengo una reacción similar cuando alguien se convierte en padre por primera vez. No tiene ninguna idea de cuánto va a cambiar su vida. El cambio es para bien, pero implicará tiempos de turbulencia: de igual manera que la crianza de los hijos, la educación en casa revela el carácter.

Si este es su primer año educando en casa, como en el caso de Anna, usted probablemente esté emocionado, lleno de una anticipación nerviosa y tal vez un poco preocupado. Aquí hay algunos pensamientos de parte de algunas madres con mucha experiencia educando en casa.

  • Tenga un motivo. Sus familiares, amigos y los colegas de su cónyuge en el trabajo (y tal vez incluso un empleado en una tienda) le van a preguntar por lo menos una vez, probablemente más veces, “¿Por qué educa en el hogar?” Tome el tiempo ahora para preparar su respuesta. No tiene que ser larga, pero el poder contestar esa pregunta al instante y a cualquier hora le hará sentirse más confiado, más seguro de su decisión, y a la gente que podría criticarlo, usted podrá convencerla de que usted no decidió hacer esto impulsivamente.
  • Siga educándose. Mi amiga Marya les aconseja a los padres que educan en casa por primera vez a que tomen el tiempo para descubrir cómo trabajan mejor, cómo se motivan, y cómo sus prioridades y personalidades influyen en el ambiente de su educación en el hogar. (Si le interesan estos temas, lea la publicación de Sara sobre las filosofías de la enseñanza en casa y tome la evaluación.) Si se esfuerza por entender su personalidad (Myers-Briggs, Eneagrama u otros) y también los estilos de aprendizaje de sus hijos, le será más fácil a usted que a nosotros quienes nos enteramos de estas características de personalidad después de usar un currículo para niños de estilo visual con un estudiante aural, o después de involucrarnos en demasiadas actividades que nos agotaron. Así como su casa refleja las personas únicas que viven allí, la manera en la cual usted enseña en casa debe ser diferente a la mía.
  • Fije un presupuesto. Aun si su presupuesto esté limitado, debe tener uno. Yo agrupo muchas cosas para formar mi presupuesto “escolar”: clases de música, cuotas de entrada para museos, el currículo y los útiles escolares. Cuando Ranee retiró a sus hijos de la escuela privada para educarlos en el hogar, su esposo sabiamente se dio cuenta de que eso impactaría la cantidad de tareas diarias para su esposa. Le aconsejó a Ranee que empleara a personas para limpiar la casa, dejándole tiempo libre para que ella no se agotara educando en casa. No todo el mundo puede pagar por un servicio de limpieza, pero el reconocer que está añadiendo un trabajo de tiempo completo, la educación en casa, a todas sus otras responsabilidades, debe motivarle a asignar unos cambios a su presupuesto. Regálese el lujo de salir solo una noche cada semana por unos momentos de reflexión privada, o emplee a una niñera dos mañanas a la semana para ocupar a sus pequeñitos. Sus prioridades sí importan.
  • Encuentre apoyo. Preserve las amistades que ya tiene y forme nuevas amistades que serán de apoyo para usted. Yo soy tan introvertida que no debo abrumarme con gente, pero veo un valor inmenso en reunirme con unas amigas unos días al mes para hablar sobre los libros que estamos leyendo. También rutinariamente hago una llamada telefónica a una amiga varias veces por semana. Otra amiga y yo a menudo nos enviamos mensajes de texto, “¡Socorro; ora por mí!” en nuestros días aplastantes. La mayoría de las tardes, mi esposo me escucha con paciencia mientras le describo una situación difícil que afronté durante el día.
  • Tome un descanso. A diferencia de los profesores en la escuela, usted no puede irse a casa sin sus alumnos al terminar el día escolar. Pero a veces lo necesita hacer. Los profesores no tienen las mismas responsabilidades que los padres. No apartan tiempo durante el día para lidiar con los hermanos que se están abofeteando, un hijo que está robando el juguete de su hermano o un hijo que (otra vez) le está mintiendo, diciendo que ha completado sus quehaceres de la casa. No miran a un estudiante pensando “Yo probablemente soy la razón por la cual Juanito tiene problemas con el enojo”. Verdaderamente es una bendición de la educación en casa el poder solucionar estas cosas justo cuando surgen . . . pero a veces no parece así. Marya sale una noche por semana sin su familia para renovarse. Yo tomo un breve viaje de vacaciones una vez al año con mi esposo o con una buena amiga. Sara se va a un hotel para escribir y leer. Tendrá que tomar un descanso. Asegúrese de que lo obtenga. También, tal vez tenga que tomar unos días de vacaciones de la escuela, a veces sin anticipación, porque usted o su hijo lo necesita. Está bien. Esa flexibilidad es una de las buenas razones para enseñar en casa.
  • No se compare con los demás padres. Cuando escuche a los otros padres hablando de sus niños superhéroes, y cuando oiga todas las cosas asombrosas que ellos hacen en su hogar escuela, se podría sentir inferior, enojado o envidioso. El educar en el hogar es un trabajo, y en nuestra cultura un padre que siente que se está perdiendo algo quizás pueda tratar de compensar por medio de la jactancia, así como uno que se exalta hablando de una promoción o un aumento de sueldo. Extiéndale su gracia y dese cuenta de que esa mamá o papá podría estar pasando por momentos difíciles sin poder demostrarlo. Principalmente, no compare a sus niños o su escuela en casa con otros.
  • Todos tienen sus días malos. Cuando les pregunté a mis amigos educadores en el hogar con experiencia cuál sería la cosa más importante que les dirían a los padres que enseñan en casa por primera vez, me dijeron esto: “ALGUNOS DÍAS SON MUY HORRIBLES”. (Y cuando digo “días”, realmente quiero decir “semanas” o "todo el mes de febrero"). No me siento orgullosa de esto, pero este fue el primer año en mi memoria reciente en el que no consideré sinceramente conducir a (por lo menos) un hijo a la escuela más cercana para matricularlo. Pero ahora mismo, mientras que justo está empezando, inocente y optimista, tiene que saber que los días malos son normales. No tome ninguna decisión duradera en uno de esos días. Para mantener mi cordura he investigado cada escuela local. Sin falta, al fin de cada año descubro que estoy agradecida que persistí todo el año con la mejor opción para mis hijos: la educación en casa. Su decisión podría ser diferente, pero no la tome en un día difícil.

Entonces, a Anna y a todos ustedes que enseñan en el hogar por primera vez, les digo: ¡Los admiramos! Están embarcando en una aventura. Así como cuando se convirtieron en padres, ya nunca serán los mismos.

—Rachelle

Crédito fotográfico: iStock