Durante casi dos décadas, Yanira y Douglas Hernández han empacado su escuela en casa cinco veces: tres en California, una en Texas y otra en Virginia. Cada mudanza trajo consigo nuevas leyes, comunidades e inquietudes sobre cómo continuar educando en el hogar con apoyo y tranquilidad.
A lo largo de todos esos cambios, una cosa se mantuvo constante: el respaldo que encontraron en HSLDA.
«Cada vez que me sentía aterrada por las reglas o dudaba si lo estaba haciendo bien, HSLDA estaba ahí», dijo Yanira. «Me dieron paz».
En busca de valor en California
Dougie, el hijo mayor de Yanira y Douglas, comenzó su educación formal en 2006 en un kínder cristiano en Downey, California. La familia estaba feliz.
Pero cuando Douglas aceptó un llamado pastoral para servir a la comunidad hispana en Lancaster, California, tuvieron que inscribir a Dougie en una escuela pública para primer grado. Los primeros tres meses fueron difíciles: Dougie regresaba llorando todos los días.
«Esto es demasiado», recordó Yanira. Decidió ofrecerse como voluntaria tres horas en la escuela para entender lo que estaba pasando con Dougie. No había pasado ni una hora cuando supo que un cambio era necesario.
«Fui al baño, llamé a mi esposo y le dije: “No sé cómo lo vamos a hacer, pero vamos a educar en casa”».
Yanira describió el ambiente del salón de clases como caótico y sintió que podía ofrecerle a su hijo una mejor educación en casa, donde se sintiera seguro y tranquilo. Un par de amigas ya educaban en casa y le animaron a probarlo como una alternativa.
«Tenía miedo de que la escuela hiciera algo si retiraba a Dougie para educarlo en casa», dijo. «Pero sentí paz cuando encontré a HSLDA en línea».
Antes de retirar a Dougie, Yanira contactó a HSLDA. «Ellos me orientaron en todo el proceso», contó.
Gracias al sitio web de HSLDA, Yanira también descubrió un grupo de educación en casa llamado Desert Christian Schools Home Education Program. Esta comunidad, junto con la paz y el respaldo que HSLDA les brindó, se convirtió en un pilar fundamental para la familia mientras se adaptaban a su nueva vida como educadores en casa. Durante este tiempo, también le dieron la bienvenida a su segundo hijo, Nicolás, y se mudaron dos veces más.
En 2010, cuando se trasladaron a Culver City, California, continuaron educando en el hogar, aunque en esa zona había menos familias que practicaban este modelo educativo.

Todas las tarjetas de membresía de la familia Hernández a lo largo de los años, revistas de HSLDA y una carta motivadora.
En una ocasión, Yanira llevó a Dougie, de 10 años, a una cita con el optometrista. Allí conocieron a un hombre mayor que se impresionó por la madurez del niño tras conversar con él durante 20 minutos.
Según Yanira, el hombre le dijo a Dougie: «Eres muy inteligente. Sé que eso se debe a nuestras escuelas del distrito».
«Dougie respondió: “Soy educado en casa”, y el hombre me miró sorprendido», recordó Yanira. «Luego le dijo a Dougie: “Tus padres te están educando muy bien”».
En 2014, la familia se mudó nuevamente, esta vez a Orange County, donde nació su tercera hija, Abigail.
Durante un periodo de dificultades financieras, Yanira decidió utilizar el currículo del distrito escolar para ahorrar dinero, pero pronto se dio cuenta de que no se ajustaba a las necesidades de aprendizaje de sus hijos. A través de HSLDA, logró conectar con el grupo Bethel Baptist Academy, que la ayudó a encontrar materiales educativos de segunda mano que se adaptaban mejor a las necesidades de Dougie.
No todo fue fácil. En medio de dificultades económicas e incertidumbre, Yanira a menudo se sentía desanimada. Sin embargo, las publicaciones de la revista de HSLDA le brindaban fuerzas y aliento para seguir adelante.
«Leer tantas historias inspiradoras me motivó a seguir enseñando a nuestros hijos, especialmente en los tiempos difíciles», dijo.

La carta que Yanira recibió de HSLDA.
A la fecha, Yanira conserva una tarjeta que recibió de nuestro departamento de membresía, que reconocía lo difícil que puede ser educar en casa y la animaba a seguir adelante.
«He guardado esa tarjeta todos estos años», dijo. «Muchas gracias por todo lo que han hecho por nosotros».
Un nuevo capítulo en Texas
En 2015, la familia Hernández se mudó a Houston. Al principio pensaron que podrían inscribir a sus hijos en las escuelas del distrito.
«Pensé: “Las escuelas públicas de Texas son buenas”», recordó Yanira. «Pero cuando llegué dije: “Oh, no.”»
Al notar deficiencias en la enseñanza, decidió continuar educando en el hogar. En contraste con su experiencia en California, en Texas encontró una comunidad de educación en casa amplia y acogedora.
«Fue increíble», dijo. «Tu vecino también educa en casa».
Nuevamente, a través del sitio web de HSLDA conoció la co-op Tomball Classes for Homeschoolers, donde Nicolás pudo continuar sus estudios y vivir «una experiencia hermosa».
Esto resultó providencial, pues Douglas sufrió una reacción adversa a una vacuna y debió pasar mucho tiempo hospitalizado. Yanira permaneció a su lado para cuidarlo.
Durante su estancia en Texas, Dougie y Nicolás se involucraron en el coro juvenil, las bandas de alabanza y los eventos de alcance hispano de su iglesia. Dougie tocaba la guitarra y Nicolás la batería.
«Hemos servido a la comunidad hispana la mayor parte de nuestra vida», dijo Yanira. Aunque ella y su esposo crecieron en Estados Unidos y hablan más inglés que español, valoran profundamente su herencia hispana.
Esa pasión también se refleja en el arte y la música.
«En nuestra escuela en casa, mi esposo ha sido el maestro de música», explicó Yanira. «Empezó a enseñar a Dougie a tocar la guitarra a los 7 años y a Nicolás la batería a los 6. Ahora Abigail, con 12 años, está aprendiendo piano. Le fue tan bien en ballet que la subieron dos niveles cuando comenzó».

Nicolás, Abigail y Dougie (izquierda a derecha).
«Definitivamente somos una familia con inclinaciones artísticas», le dijo una vez Dougie a su mamá.
Hoy, Dougie, de 25 años, es entrenador profesional de fútbol en el Houston Futsal Club, donde disfruta su trabajo y convivir con los niños que entrena y sus compañeros de trabajo.
Nuevos comienzos en Virginia
Este verano, la familia Hernández volvió a mudarse –ahora a Winchester, Virginia– para que Douglas iniciara un ministerio en español. Yanira comenzó de inmediato a investigar los requisitos estatales para educar en casa. «HSLDA me ayudó a llenar el formulario para educar en casa», dijo, agradecida por la claridad y confianza que encontró nuevamente en línea.
Yanira y Douglas planean continuar educando a Abigail en el hogar. Por su parte, Nicolás, de 17 años, acaba de comenzar un nuevo trabajo como cajero. «Se siente muy seguro de sí mismo y dice que es gracias a la educación en casa», comentó Yanira. Nicolás también asiste a un grupo de educación en casa llamado Students Are Inspired Learners (SAIL), donde toma clases de finanzas, gobierno, economía y laboratorio.
Yanira y Douglas ya se han conectado con otras familias en su nueva comunidad. «Esto que hace HSLDA por nosotros es una gran bendición», expresó Yanira. «Han estado conmigo desde el principio de mi recorrido por la educación en el hogar. Con humildad les digo: estoy muy agradecida».
Recientemente, la familia tuvo la oportunidad de visitar la sede de HSLDA en Purcellville, Virginia.

Douglas, Yanira, Abigail y Nicolás (izquierda a derecha) en la entrada de HSLDA.
Más allá del apoyo de HSLDA, Yanira valora profundamente el papel de su esposo en su recorrido educativo.
«Él ha sido nuestro principal apoyo desde el comienzo de nuestra aventura de educar en casa», dijo. «Mis hijos y yo agradecemos al Señor por su corazón, por todo lo que ha hecho y lo que sigue haciendo».
La familia Hernández ha encontrado mucha alegría y bendición al educar en casa y anima a otras familias hispanas a dar ese paso de fe si creen que es lo mejor para sus hijos.
Y si alguna vez necesitan ayuda, Yanira las anima a buscar el apoyo que ella misma ha encontrado en HSLDA a lo largo de todos estos años.