Durante un campamento, Antonio Ramos notó que sus dos hijos mayores, Pablo y Daniel, aprendían mejor a través del movimiento y la interacción con su entorno, en vez de estar sentados en un salón de clase.

«Nuestros hijos no son niños de escuela», le dijo a su esposa, Karla O'Neill (la familia vive en Puerto Rico). Después de ese campamento, comenzaron a educar en casa a su hijo mayor, Pablo, de 6 años.

Karla sabía que era la decisión correcta. Durante dos años, Pablo había tenido malas experiencias en la escuela, incluyendo maltrato por parte de otros niños, baja autoestima debido a la humillación de sus maestros y un nivel alto de estrés que causaba que se orinara encima a pesar de saber usar el baño. Karla y Antonio habían intentado encontrar una solución con los maestros. Hasta apelaron a la administración para mejorar la situación, pero todo era en vano.

«Sus terapias psicológicas eran tres veces a la semana», dijo Karla. Ahora que está mejor gracias a la educación en casa, no necesita ir con tanta frecuencia.

Aun así, fue difícil educar a Pablo en casa por el daño que causaron sus experiencias pasadas. Karla dijo que Pablo se creía lo que sus maestros le habían dicho: que no sabía nada y que no era inteligente.

Hoy, Pablo tiene 17 años y su trayectoria educativa ha mejorado significativamente. «La educación en el hogar lo salvó», dijo Karla, añadiendo que esta modalidad ha sido clave para que encontrara su pasión por la historia.

Desafortunadamente, la dolorosa experiencia con la escuela de Pablo fue solo el comienzo de lo que la familia de Karla enfrentaría.

Ni un huracán ni la diabetes los impide seguir adelante

Karla y Antonio continuaron educando en casa hasta que el huracán María arrasó las calles en 2017.

«Lamentablemente tuvimos muchas pérdidas en el segundo piso», dijo Karla. «Se abrieron las ventanas y toda el agua entró por ahí, todos nuestros libros se mojaron. Tuvimos que comenzar desde cero».

A pesar de las dificultades, la familia logró obtener nuevos materiales y continuaron con su educación en el hogar.

Tiempo después, la familia se unió a HSLDA. En aquel entonces, el gobierno de Puerto Rico estaba considerando regular la educación en casa porque, después del huracán María y la pandemia del COVID-19, esta modalidad educativa se había vuelto más popular. Karla y Antonio estaban preocupados, pero sabían que la asesoría legal de HSLDA les sería invaluable en caso de necesitarla. Así que se hicieron miembros.

Los hijos de Karla y Antonio: Pablo, Daniel, David, Adriana, Gemma, Misael, Judith y Ana Cecilia.

En 2021, tras el nacimiento de su octava hija, Ana Cecilia, Karla y Antonio se dieron cuenta de que necesitaban más materiales para educar en el hogar.

Entonces, solicitaron una de las Becas de Currículo de HSLDA, la cual recibieron y la utilizaron para comprar dos computadoras, una impresora y una membresía para un programa de matemáticas que les permitía educar a sus todos hijos en distintos grados.

Todo esto les resultó muy útil para continuar educando en casa. Además, les dio esperanza en medio de un momento difícil para la familia. Una de sus hijas, Judith, había sido diagnosticada con diabetes tipo 1 cuando tan solo tenía 3 años. (La diabetes tipo 1 es una enfermedad autoinmune crónica que impide que el páncreas produzca insulina, lo que lleva a niveles altos de azúcar en la sangre. Requiere un tratamiento diario con inyecciones de insulina y monitoreo de azúcar en la sangre).

Karla y Antonio se preocupaban constantemente por el bienestar de Judith e hicieron todo lo posible para ayudarla a adaptarse a su condición.

«Se nos puede morir en cualquier momento de un bajón de azúcar», dijo Karla. La familia aprendió a adaptarse, en gran parte gracias a la educación en el hogar.

«Estar en casa nos ahorra tener experiencias con escuelas y maestros que no entienden sobre la condición», dijo Karla. «Esto también ha sensibilizado a mis hijos sobre la condición».

Por ejemplo, a veces los hermanos de Judith quieren comer Skittles, pero esperan el momento adecuado para comérselos por respeto a Judith, dijo Karla. «La diabetes nos toca a todos como familia. Todos hemos tenido que reeducarnos».

El valor de la vida

En noviembre de 2023, Karla sufrió un aborto espontáneo y casi pierde la vida. Fue hospitalizada en dos ocasiones diferentes y tuvo que quedarse varios días en el hospital mientras Antonio cuidaba a sus hijos en casa. «Ya que los niños sabían que casi pierdo la vida, Antonio les aseguraba que todo iba a estar bien», dijo Karla.

Cuando Karla regresó a casa, notó que su memoria le fallaba y no se sentía capaz de volver a educar en casa. Incluso consideró inscribir a todos sus hijos en la escuela pública; pero la familia encontró una manera de que las cosas funcionaran.

Los hijos de Karla y Antonio al principio del año escolar 2024-2025.

Antonio y Karla solicitaron otra Beca de Currículo de HSLDA, con la esperanza de encontrar apoyo para su situación actual y la recibieron una vez más. La utilizaron para comprar currículo, libros y una membresía de Homeschool Connections.

Homeschool Connections es un recurso católico para la educación en el hogar que ofrece clases en línea económicas y apoyo personalizado para las familias que educan en casa. Las clases en línea permitieron que los hijos de Karla siguieran aprendiendo mientras ella se recuperaba de la pérdida de su embarazo. Además, los niños también pudieron unirse a una co-op virtual en Puerto Rico llamada Unidades de Estudio, que también les fue de gran ayuda.

«No habríamos podido continuar educando en casa sin la beca», dijo.

Se siente bendecida de haber contado con el amor de su familia en aquel momento difícil y está orgullosa de ver a sus hijos compartir ese mismo amor con los demás. «Mi vecina perdió a su esposo hace tiempo y mis hijos le tienen un cariño especial. Le ayudan con el súper y le hacen compañía porque realmente se preocupan por ella», comentó.

Karla y Antonio saben que la educación en el hogar ha sido un aspecto clave para formar a sus hijos como buenos estudiantes. Se sienten agradecidos de poder continuar educando en casa, a pesar de los constantes desafíos que han enfrentado.