Un comienzo difícil
En 2001, la hija de Ana Marcela, Isabel, nació con tronco arterioso—un defecto cardiaco de nacimiento que ocurre cuando un solo vaso sanguíneo sale del corazón (en lugar de dos: la arteria pulmonar principal y la aorta).
En aquella época, la mayoría de los niños que nacían con esta condición en Costa Rica fallecían, y si sobrevivían, tenían que conllevar una vida llena de intervenciones quirúrgicas y hospitalizaciones frecuentes.
Isabel tuvo su primera operación quirúrgica a sus seis semanas de vida.
«Fue un milagro», recordó Ana Marcela. «La intervención se realizó con una técnica diferente que le permitió no tener otra operación hasta los 9 años. Durante ese tiempo, fue una niña normal. Iba al colegio y llevaba una vida activa. Era feliz».
Tras su segunda operación a los 9 años, Isabel desarrolló pérdida de memoria y dificultades de aprendizaje. Olvidaba cosas como lo que había comido y cómo solía vestirse. Se deterioró su capacidad de razonamiento y comenzó a tener dificultades específicas de aprendizaje en la escuela.
«No lograba recuperarse por completo de esta segunda operación», contó Ana Marcela. "El estudio se le empezó a hacer muy difícil, así que comprendí que necesitaría una solución distinta".
«De repente, la educación en casa se convirtió en una verdadera opción para mi familia, pero tenía miedo de aventurarme en este viaje», añadió. «Sin embargo, sabía que la flexibilidad de la educación en el hogar me serviría de apoyo. Podía educar a Isabel en casa y atender a sus necesidades en caso de una emergencia médica».
El recorrido de la educación en casa
Ana Marcela y su esposo, Mauricio, decidieron educar a sus hijos en el hogar principalmente por la condición de Isabel, pero también porque querían educarlos conforme a los valores cristianos de su familia.
«Empecé a educar en casa a Isabel y a su hermano, Felipe, en el 2013», dijo Ana Marcela. «Felipe tenía 6 años e Isabel, 10. Estaban felices y entusiasmados. Pero yo estaba aterrorizada».
«Recuerdo que lloré cuando recibí el currículo educativo», añadió riendo. «No paraba de preguntarme: “¿Cómo se supone que lograré hacer esto?”».
El primer año de educación en el hogar estuvo lleno de dificultades y lágrimas, ya que a Ana Marcela se le dificultó adaptar el plan de estudios a las necesidades de sus hijos. Sin embargo, han continuado educando en casa y el proceso ha transformado la vida de su familia.
«Estar cerca de mis hijos y verlos crecer no tiene precio», afirmó Ana Marcela. «Sé que algunas madres no tienen el lujo de establecer vínculos tan estrechos con sus hijos. Para mí, además de ser un privilegio, ha sido un hermoso regalo».
Ana Marcela y Mauricio están particularmente felices de que sus hijos crecieran en un entorno cálido y seguro, sin sentirse demasiado presionados e inseguros.
«Tienen confianza en sí mismos y no se comparan con los demás de manera dañina», afirmó. «Procuran no competir negativamente y siempre que se les presenta la oportunidad, actúan como mediadores de conflictos».
La educación en el hogar en Costa Rica no es un modelo tan difundido como en otros países. Cuando Ana Marcela decidió utilizar esta alternativa educativa, ella no pertenecía a una comunidad de educadores en casa de su país. Más bien, su grupo de apoyo era una comunidad en línea de madres estadounidenses educadoras en el hogar.
«Cuando no podía contar con nadie, estas mujeres eran las que me apoyaban y animaban», compartió.
Al ser una de las primeras madres en educar en casa en Costa Rica, Ana Marcela está dispuesta a guiar y animar a otras familias costarricenses, educadoras en el hogar, que busquen apoyo.
Actualmente, Ana Marcela está luchando para que su gobierno reconozca el título de bachillerato de su hija. Desde que Isabel se graduó en septiembre de 2021, no le han permitido matricularse en una universidad de su propio país.
A pesar de lo anterior, Isabel sigue creciendo académica y personalmente. Su diploma tiene validez en Estados Unidos y acaba de ser admitida en Palm Beach Atlantic University para estudiar la Licenciatura en Liderazgo Global, la cual prepara a hispanohablantes de Latinoamérica con una educación de calidad en el ámbito ministerial.
Ana Marcela sabe que debe seguir luchando para abrir el camino a la libertad de la educación en casa en su país, aunque Isabel ya haya encontrado otras opciones profesionales fuera de Costa Rica. Lo único que Ana Marcela desea es encontrar a más educadores en el hogar que también estén dispuestos a luchar por esa libertad.
Una oportunidad empresarial
Cuando Isabel empezó a experimentar dificultades de aprendizaje tras su segunda operación, Ana Marcela decidió investigar sobre distintos métodos de enseñanza que le ayudaran a los niños a desarrollar sus habilidades de lectura y escritura. Incluso se certificó en un programa de capacitación cerebral cognitiva para aprender más sobre el tema y poder utilizarlo en beneficio de sus hijos.
Después de observar el progreso académico de Isabel y Felipe, Ana Marcela y Mauricio fundaron un centro de capacitación en habilidades personalizadas de aprendizaje llamado BrainGym en Costa Rica, donde utilizan el método Glifing—un programa de entrenamiento digital que sirve para mejorar la velocidad y la comprensión de la lectura de los niños, así como su rendimiento académico y autoestima.
La mayoría de los clientes del centro son madres de colegios privados cuyos hijos tienen dificultades de aprendizaje y que buscan una alternativa de enseñanza que les resulte eficaz.
«BrainGym me permite apoyarles», afirmó Ana Marcela.
Uno de sus sueños es lograr que BrainGym obtenga mayor reconocimiento: «Durante la pandemia, alrededor de 450 000 estudiantes costarricenses no tuvieron acceso a un programa completo de educación. Esto causó que la brecha entre las escuelas públicas y privadas fuese aún mayor. Hay un gran déficit en los conocimientos más básicos de lectura y la escritura en mi país. Mi sueño es que BrainGym solucione este problema desde su raíz».
La historia de Ana Marcela es realmente inspiradora. Ella no sólo superó los retos que conlleva educar a dos hijos en casa—uno de ellos con una condición médica—sino que también encontró su vocación en la lucha por la libertad de la educación en el hogar y en el avance y desarrollo de este modelo educativo en Costa Rica.
Nota: Si conoce a familias de habla hispana que educan en casa y necesitan ánimo, ¡comparta este artículo con ellas!