Soy una planificadora. No me siento en paz hasta que haya un plan. Una vez que lo tengo, no tengo inconveniente en hacerle los cambios necesarios. Pero necesito un plan.
La planificación escolar siempre ha sido un placer para mí. Si no me siento a planear las cosas, siento como si hubiese un monstruo en el rincón de mi habitación listo para atacar. Una vez que tengo todo en el calendario, me parece mucho más manejable.
Hasta este año.
Ahora bien, antes de continuar, debo decir que tengo un doble compromiso con conseguir los mejores materiales y cuidar el presupuesto familiar, lo cual me impulsa a empezar a planificar con anticipación. Las ofertas de currículos en línea aparecen a finales de invierno y principios de primavera y a mí me encantan las rebajas. Los currículos usados son estupendos, siempre y cuando pueda conseguir lo que quiero, pero como generalmente me atraen más los materiales que acaban de salir, no siempre tengo la garantía de encontrar copias usadas de lo que necesito.
Y para mí, las conferencias de educación en el hogar son como ir de compras a Walmart: demasiadas opciones y un exceso de estímulos. Así que planifico con tiempo para poder ahorrarme ese 20% o conseguir el envío gratuito.
Para el ciclo escolar 2018-2019, comencé a planear desde febrero e intenté diseñar una estrategia tomando en cuenta excelentes ofertas de currículos. Esperaba con ansias tener un profundo suspiro de alivio al saber que el próximo año sería manejable. Era hora de matar al monstruo que acechaba en el rincón.
Pero el monstruo no se fue.
Este próximo año tendré a un estudiante de secundaria, uno de escuela media y otro de primaria, el cual aún está tratando de acoplarse a la lectura.
Intenté organizarlo todo en un calendario de manera bonita, pero mis 6 horas de enseñanza se convirtieron en 11. Me sentía un poco desesperada, así que lo dejé a un lado por unas semanas hasta que pudiese manejar los sacrificios y compromisos que necesitaba hacer y pudiese volver a enfocarme mentalmente.
Todavía no he terminado con mi planeación escolar y sigo contemplando nuevas soluciones para cubrir las lagunas de algunas materias, pero aquí les dejo algunas acciones que me están guiando a medida que escalo el monte Everest de la organización para este año:
- Haga una lista de lo esencial para cada niño. También hice una lista aparte de todas las maravillosas asignaturas adicionales y extracurriculares que me gustaría proveerles o enseñarles.
- Determine qué se puede hacer de forma independiente o con la ayuda de alguien que no sea el padre principal encargado de la enseñanza. Aquí incluí las clases en línea y las co-ops y me di cuenta de que, aunque quisiera involucrarme en enseñar cursos de secundaria a mi hijo mayor, mi hijo pequeño necesita mucho más de mi ayuda que el mayor.
- Planifique a largo plazo, pero piense en términos de esprints. Repasé los requisitos de graduación de secundaria en mi estado y exploré el sitio web de HSLDA sobre preparación para la universidad. Debo pensar en lo que mi hijo cursará en la secundaria, pero también debo recordar que dispongo de cuatro años. Puedo dividir su programa en años y en ocasiones, en semestres. Los corredores dedican más energía a una carrera y encuentran descanso y rejuvenecimiento antes de volver a competir. Consultaré «el plan» con frecuencia para asegurarme de mantenerme enfocada. Aguantaré más tiempo haciendo esprints cortos que planificando correr para un maratón.
- Ajuste sus expectativas. Tuve que ser realista en cuanto a lo que debo hacer versus lo que creo que debo hacer. Al planificar para el próximo año, opté por reducir las opciones de entretenimiento (no más TV por cable) y recortar un poco el presupuesto para contratar un servicio de limpieza dos veces al mes y así, no quedar sepultados bajo una montaña de polvo. Cuando enumeraba mis prioridades, sacudir los ventiladores y limpiar las ventanas siempre quedaban en el olvido; pero si no siento que mi casa está limpia, mi energía se drena. Y sé que necesito hasta la última gota de ella. Mis hijos seguirán teniendo sus quehaceres y todos seguiremos haciendo una buena parte de limpieza, pero no tanto como antes.
- Planifique las jornadas escolares en función de energía como del tiempo. Conocí este concepto gracias al libro de Jim Loehr y Tony Schwarz: The Power of Full Engagement: Managing Energy, Not Time, is the Key to High Performance and Personal Renewal. (El poder de la dedicación total: la clave para un alto rendimiento y renovación personal radica en gestionar la energía, no el tiempo). Tengo tres hijos que trabajan con niveles de energía únicos en tiempo real; pero lo más importante es que mis recursos de energía son limitados. Fui realista en cuanto a la energía como al tiempo y elaboré un horario que tomara en cuenta que una hija necesita empezar con matemáticas (su materia más difícil) en la mañana, mientras que otra necesita trabajar con lectura cuando está fresca. Además, yo necesito terminar el trabajo físico antes de las 2:00 p. m. porque después me toma más tiempo hacer cosas simples. Considerar los momentos de baja energía en la planificación hará que el año escolar fluya mejor.
Todavía siento algunas sombras en los rincones por delante y no me cabe duda de que me enfrento a uno de los años de educación en casa más difíciles que tendré. Seguiré buscando consejo, adaptándome y aceptando ayuda; pero confío en que podremos hacerlo.
¿Cuáles son sus estrategias para planificar su programa de educación en casa?
–Rachelle