Cuando el huracán María atravesó Puerto Rico en 2017 y causó una devastación sin precedentes, la familia de Mariela se quedó sin electricidad por cinco meses. Para empeorar las cosas, todo a su alrededor estaba destruido, por lo que no podían salir de su casa.
Sin embargo, Mariela se mantuvo optimista con su educación en casa.
Rápidamente ajustó el plan de estudio para enseñar únicamente con los libros que tenían y agregó un nuevo curso para mantener a sus hijos ocupados: ¡habilidades de supervivencia! Mariela les enseñó de todo, desde cómo lavar ropa a mano hasta cómo cocinar sin estufa de gas.
Hoy en día, aunque Mariela no se enfrenta con las secuelas de un huracán, sigue afrontando distintos retos a la hora de educar a sus ocho hijos en casa (incluyendo uno con necesidades educativas especiales), como planear clases, mantener la casa organizada y dedicar tiempo para su propio bienestar.
«Es difícil, pero no imposible», dijo.
Un recorrido maravilloso
El recorrido por la educación en casa de la familia Orta Rivera comenzó con una cirugía.
Hace once años, Mariela matriculó a su primer hijo, Ezequiel (que ahora tiene 16 años), en un kínder de una escuela pública de Puerto Rico. Dos meses después, la maestra de Ezequiel tuvo que someterse a una cirugía, por lo que la clase se quedó sin maestra.
El Departamento de Educación no proveyó una maestra sustituta, así que Mariela decidió educar a Ezequiel en casa para que no se atrasara. Se enamoró tanto de esta alternativa educativa que, cuando la maestra se reintegró a la escuela, Mariela continuó educándolo en el hogar.
«Jamás visualicé educar en casa. Yo no estudié para ser maestra», dijo Mariela. «Además, tenía muchos mitos erróneos sobre la educación en el hogar, como el que los niños no socializaban».
Siguió educando en casa por la posibilidad de participar activamente en el aprendizaje de sus hijos.
«La interacción que hay entre padre e hijo en la educación en el hogar es una belleza», dijo.
Desde entonces, Mariela y su esposo, Gilberto, han educado en casa al resto de sus 7 hijos: Ángel David (14), Jesús Adrián (13), Micaela Isabel (11), Miguel Elías (9), Sebastián (7), Mateo (4) y Katherine Edith (1). Esto ha sido una bendición para Mariela.
Un camino lleno de aprendizajes
Mariela ha aprendido bastante al educar a ocho hijos en casa.
Primero, se ha dado cuenta de que puede ser flexible con su tiempo.
Este año escolar, decidió empezar a educar a sus hijos mayores una semana antes de empezar con los menores.
«En años anteriores empezábamos todos a la misma vez y había muchas interrupciones», dijo Mariela. «Este año me he sentido más tranquila empezando así».
Además, Mariela ha aprendido a dejar a sus hijos mayores trabajar por su propia cuenta, mientras ella pasa tiempo con los más pequeños (les dedica al menos una hora porque también necesitan correr y brincar).
Otro aspecto fundamental para Mariela es el cuidado de su propia salud física y emocional. Considera que, si ella está bien, sus hijos estarán bien y el proceso educativo fluirá orgánicamente. Si está cansada, el proceso educativo no será tan efectivo.
«Tenemos que sacar tiempo para descansar, hacer ejercicio, alimentarnos y pasar tiempo con nuestro cónyuge», dijo.
Su grupo de apoyo de educación en el hogar también ha sido una bendición para su familia.
Tras la devastación causada por el huracán María, su familia tuvo que mudarse a otro pueblo. Poco después de mudarse, decidió fundar un grupo de apoyo católico llamado Sagrada Familia. A través de este grupo, tanto ella como sus hijos han podido forjar amistades.
«La educación en casa se hace acompañada y hay muchas madres que educan en el hogar con las que uno podría encontrar apoyo», mencionó. «Son como una familia».
Un regalo de Dios
Uno de los retos más recientes de Mariela es educar a su sexto hijo, Sebastián, quien empezó a demostrar necesidades educativas especiales tras el encierro a causa del COVID-19.
Cuando Mariela notó que Sebastián aprendía distinto a sus demás hijos, buscó hacerle un diagnóstico. Una amiga le animó a solicitar una beca de HSLDA para cubrir el costo del diagnóstico. Mariela es miembro de HSLDA desde hace tiempo, pero nunca había solicitado una beca.
«Cuando me llegó la carta diciendo que recibí la beca, estaba tan emocionada que salí corriendo a buscar a mi esposo para decirle», dijo Mariela.
El dinero de la beca les ayudó a obtener un diagnóstico para Sebastián. Lograron entender que tenía trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) y trastorno del habla y del lenguaje. Mariela no se alarmó al respecto; estaba determinada en aprender a adaptar la educación de Sebastián de manera que él pudiera sobresalir.
«Tenga necesidades especiales o no, es el niño el que nos educa a nosotros como mamás», dijo Mariela. «Ellos mismos nos dicen cómo debemos educarlos».
Mariela comenzó a educar a Sebastián enfocándose en sus intereses: animales, dinosaurios e insectos. Además, recurre frecuentemente al juego para despertar su curiosidad y le permite moverse y correr para que desarrolle sus destrezas motoras.
Mariela está profundamente agradecida con los donantes de HSLDA por la beca.
«Es una bendición poder recibir apoyo para satisfacer esta necesidad en particular», dijo. «Agradezco saber que no estoy sola, que hay una comunidad que me ayuda a hacer esto posible».
La beca de HSLDA también le permitió a la familia Orta Rivera comprar una computadora para uno de sus hijos e inscribir a otros en clases en línea.
Aún queda tiempo para un pasatiempo
A pesar de las innumerables tareas que Mariela debe realizara en su día a día, todavía le dedica tiempo a su pasatiempo: publicar en su blog titulado «Mommy de ocho», a través del cual comparte sus experiencias. Su objetivo es ayudar a otras familias a descubrir la educación en casa y proveerles recursos para asistirles a lo largo de su recorrido.
«Antes se llamaba “Mommy de siete”, pero después de que nació Katherine Edith, lo cambié a “Mommy de ocho”», compartió sonriendo.
Desde que comenzó con su blog hace tres años, madres de Puerto Rico, Estados Unidos y hasta Perú la han buscado para pedir consejos.
Futuros planes
Para este año escolar, la familia Orta Rivera tiene planeado hacer más excursiones, preparar a Ezequiel para la universidad e incluir cursos nuevos y emocionantes en el plan de estudio de los demás hijos: zoología y biología para Jesús Adrián y robótica y astronomía para Miguel.
Cada año, Mariela vuelve a sentir miedo al educar en casa, porque educa a niños de distintas edades con mentes diferentes; pero siempre permanece optimista pues sabe que su confianza está en Dios.
«Soy testigo de que puede educar en casa a 1, 3, 5… o hasta 8 hijos», dijo. «Todo gracias a Dios».