Cuando Marta pensó en educar en el hogar por primera vez, nunca imaginó la aventura que cada uno de sus hijos viviría. Doce años después de iniciar este camino educativo, uno de sus hijos consiguió obtener su trabajo soñado en una editorial de ciencia ficción, mientras que su hija está entrenando acrobacia para algún día poder unirse a Cirque du Soleil.

Marta, originaria de España, se mudó a Atlanta en el año 2000 para construir una carrera en la enseñanza. Comenzó a trabajar en una guardería, donde conoció a una mamá que tenía a su hijo inscrito ahí. «Un día, ella me preguntó si quería conocer a su hermano», recordó Marta. «Así fue como conocí a Brian».

Marta y Brian eventualmente se casaron y, poco después, recibieron con alegría a sus primeros dos hijos, Jaume y Afrika; y después adoptaron a Konji. Durante años, Marta estaba feliz trabajando en el sistema escolar público como maestra, pero su perspectiva cambió cuando sus propios hijos comenzaron la escuela pública.

La escuela simplemente no funcionaba

Marta recuerda vívidamente cuando Afrika, de 7 años, le dijo: «Mamá, no estoy aprendiendo nada».

La escuela había identificado a Afrika como una estudiante dotada, pero a pesar de ello, no le ofrecía los recursos que necesitaba para sobresalir, especialmente en la música, su pasión. Esto fue desgarrador para Marta.

Mientras tanto, Jaume obtenía buenas calificaciones, pero solo porque la metodología escolar favorecía la memorización en lugar de la comprensión. Marta se dio cuenta de que quería algo mejor para sus hijos: que amaran el aprendizaje y que su educación se adaptara a sus fortalezas.

Marta y Brian con sus hijos, Jaume, Afrika y Konji, en DC.

Marta y Brian con sus hijos, Jaume, Afrika y Konji, en DC.

Su frustración aumentó al ver cómo las decisiones gubernamentales afectaban fácilmente la educación de sus hijos. Cuando Jaume estaba en primaria, tenía acceso a clases de arte y música; pero cuando Afrika comenzó a estudiar en la misma escuela, esos programas ya no existían por cambios administrativos.

«Me di cuenta de que la educación de mis hijos estaba a merced del sistema. Su experiencia podría ser buena o no», dijo Marta. Se sintió triste de no poder cambiar esa situación.

¿O será que sí podía?

Marta probó diferentes escuelas. Jaume asistió a tres y Afrika a dos. Nada mejoró. Marta consideró inscribirlos en una escuela privada, pero era inalcanzable económicamente. La educación en el hogar era la única opción restante. Así que comenzó a prepararse.

Al principio, se sintió abrumada por la cantidad de currículos disponibles, pero encontró claridad cuando una amiga en un grupo de educación en el hogar le recomendó los libros de John Holt. Este acercamiento al unschooling (o bien, desescolarización), una filosofía que prioriza el aprendizaje dirigido por el niño, lo cambió todo.

Su principio rector se convirtió en seguir los intereses de sus hijos. Brian fue escéptico al principio, pero después de un año viendo a sus hijos sobresalir académicamente, adoptó este enfoque por completo.

De leer ciencia ficción a escribirla

La familia comenzó con el unschooling cuando Jaume tenía 9 años y Afrika 7.

A Jaume siempre le encantó la historia, la política, las ciencias sociales y la biología, pero su verdadera pasión era escribir historias. Pasaba horas escribiendo e incluso completó una novela de ciencia ficción en su último año de secundaria.

Hasta recibió una oferta para publicar su libro, pero decidió rechazarla porque no estaba en su mejor interés. En vez, escribió un segundo libro. También obtuvo experiencia editorial al editar un libro en español, escrito por su mamá, sobre la experiencia de su familia con la desescolarización.

Estas experiencias le ayudaron a conseguir un trabajo como editor en una editorial que se especializa en ciencia ficción y fantasía. De hecho, él leía los libros de esta editorial de chiquito.  «¿Este es tu trabajo soñado?», le pregunté. «Absolutamente», respondió.

Su rol implica revisar y editar manuscritos para asegurar un buen desarrollo de personajes, un ritmo narrativo y una construcción lógica de mundos, todo mientras mantiene la compleja mitología del universo.

«Me encanta poder dar forma y pulir historias, pues sé que mi trabajo contribuye a algo mucho más grande», dijo Jaume. Se siente agradecido por la educación en casa porque le dio la flexibilidad para crear un portafolio adaptado a sus aspiraciones profesionales. «La educación en el hogar me dio la libertad de enfocarme en lo que realmente me apasionaba», afirmó.

Rumbo a Cirque du Soleil

A Afrika también le apasionaban los libros. «Era una niña que se comía los libros», dijo Marta. Afrika también tenía una fascinación por los animales y la música. Tomó clases privadas de violín y flauta transversal; además, componía su propia música en el piano. Le encantaba pasar horas escuchando la música de Cirque du Soleil, pues conforme a Marta, la tenía «enamoradísima».

A los 14 años, comenzó a entrenar en acrobacia aérea. «Cuando el entrenador la conoció, alucinó de lo dotada que es en el aire», dijo Marta. «Es increíble lo que puede hacer con una cuerda en el aire».

Determinada, Afrika decidió aplicar al National Centre for Circus Arts en Inglaterra para perseguir su sueño de ser parte de Cirque du Soleil. Para preparar su aplicación, Marta usó el transcript service de HSLDA, un servicio automatizado para expedientes académicos de secundaria. 

Konji cargando a Afrika

Konji cargando a Afrika.

Afrika ahora tiene 19 años y está en su segundo año de entrenamiento. Su programa consiste en una mezcla de ejercicio físico intensivo con cursos académicos para asegurar un entrenamiento holístico.

«Cuando escucho la música de Cirque du Soleil, quiero estar en el aire», dijo. «Su música me inspira a esforzarme más».

A pesar de la intensidad de su entrenamiento, ella le sigue dedicando tiempo a seguir aprendiendo. Le gusta usar su tiempo libre para leer sobre medicina y música. «No quiere dedicarse a la medicina, quiere ser artista; pero tiene que mantener su cerebro contento» dijo Marta.

Pasión convertida en emprendimiento

El menor, Konji, tomó un camino diferente. En vez de la edición y la acrobacia, a él le apasiona la geografía, las inversiones y los negocios. «Siempre le ha gustado mucho los libros de mapas, ciudades, banderas y geografía», dijo Marta.

Tiene un espíritu emprendedor. Hace unos años, inició un negocio de limpieza de autos. Ahora, a sus 17 años, está muy interesado en las inversiones.

«Siempre me ha interesado el dinero», dijo Konji. «La educación en el hogar me dio el tiempo para aprender sobre inversiones».

Marta y Brian están agradecidos por la libertad que la educación en el hogar les brindó a sus hijos, pues cada uno de ellos pudo explorar sus intereses únicos sin presiones externas o limitaciones.

«Siempre he seguido sus intereses», reflexionó Marta. «Sus pasiones los guiaron a sus propios caminos, y ahora están construyendo su futuro a su manera».