(Gráfica de cabecera: Durante el mes que tuvimos 3 niñas menores de 3 años - 2010)
Posiblemente haya muchos lectores de este blog cuyos hijos en gran medida han pasado la etapa que voy a tratar hoy. No obstante, supongo que hay un número considerable de padres que apenas están comenzando su viaje de educar en la casa, con un niño en el prekínder o kínder, padres que se sienten abrumados al pensar en enseñar a su hijo mayor mientras cuidan a otros hijos menores. Si usted se encuentra en esta última categoría, está donde yo estuve hace 6-7 años.
Mi esposo y yo tuvimos a nuestra primera hija poco después de nuestro primer año de casados. Al cumplir nuestra hija tres años, teníamos tres hijas y nuestro hijo llegó alrededor de tres años después. Como a varias personas desconocidas les gustaba recordarnos, teníamos las manos bastante llenas. Aunque empezamos a enseñar en casa cuando la mayor tenía 5 años, la prioridad principal honestamente no era tanto la educación sino la sobrevivencia. Lo segundo en la lista probablemente era el mantenimiento de la cordura, a veces con resultados dudosos. Había muchos días cuando se sentía que esta etapa loca nunca acabaría; que yo estaría cambiando pañales para siempre, haciendo puré de bananas, y limpiando regularmente pero siempre quedándome más y más atrás. La enseñanza en casa era solo otra tarea más en el montón de cosas que hacer.
Si tiene la esperanza de que ahora viene la parte donde yo le daré mis cinco mejores consejos prácticos sobre cómo sobrellevar de mejor manera esta etapa de la vida, tristemente no podré ayudarla. (He oído algunos consejos de otros, pero parecían de más ayuda para una madre que maneja su familia como una tropa militar que para una madre más relajada como yo.) En vez de eso, espero poder animarla con unas pocas verdades sencillas para recordar mientras navega esta época de la vida.
Primero que nada, puede sentirse segura de que el trabajo escolar no es súper importante en esta etapa. Los primeros años de la niñez no requieren una experiencia educativa formal. De hecho, alguna evidencia dice lo contrario. Los estudios han indicado que los niños que comienzan una enseñanza preescolar formal a los 3 o 4 años no tienen ninguna ventaja académica, o pocas, por encima de sus semejantes a fines del tercer grado.[1] Las investigaciones también demuestran los beneficios del aprendizaje basado en el juego en los años prekínder y kínder.[2] Incluso encontré un artículo que tenía una opinión positiva de la educación temprana que decía esto, <<Los niños pequeños aprenden mejor por medio de la participación en interacciones espontáneas y recíprocas, actividades significativas, y relaciones cariñosas>>. [3]
Primer día oficial de la escuela (2012).
Es decir, su hijo puede aprender mucho simplemente por medio del juego y las interacciones con usted. La educación de edad temprana se puede fomentar tanto y frecuentemente más, edificando una torre con bloques de juguete que completando
una hoja de trabajo. Es más, lo último tiende a frustrar y desmotivar a un niño que no está listo para eso. Yo vi esto en mi propia experiencia al tratar de enseñar a mi hija mayor a leer. A la edad de más
o menos 4 años ella parecía saber sus letras y estar interesada en leer, pero cuando llegaba la hora de sentarse y trabajar en las lecciones, ella se ponía molesta y frustrada. Por fin, abandoné las lecciones de lectura
por más o menos un año y ella entendió mucho más rápido cuando lo intentamos nuevamente más tarde.
¿Estoy diciendo que no debemos hacer nada en los primeros años? No, pero no creo que debemos estresarnos tanto por esto. Podemos movernos al paso de nuestro niño y darle oportunidades para aprender a medida que simplemente procedemos con nuestra vida cotidiana. Desde notar la lucha de mi hija mayor a la edad preescolar, he tomado una estrategia más relajada con mis hijos hasta los 6 o 7 años, intencionalmente educándolos con menos regularidad y por períodos más breves que con mis niños mayores. Quizás sea una información anecdótica, ¡pero hasta ahora les va bien!
Sin embargo, quizás la enseñanza le parezca ser la menor de sus preocupaciones al compararla con la montaña de tareas monótonas que acompañan tener a muchos pequeñitos. En este caso, es importante recordar que esto no durará para siempre. No puedo decir que este pensamiento me sirvió de tanto ánimo en medio de esta etapa difícil, pero creo que el adquirir un poco de perspectiva me podría haber ayudado si lo hubiera podido tomar a pecho.
Las niñas con su nuevo hermano (2013).
Considere los problemas que está enfrentando ahora en la crianza de sus hijos. Yo recuerdo haberme sentido segura de que ciertos hijos nunca aprenderían a usar el baño, superar su ansiedad de separación o comer comida que no fuera puré o estuviera picada en pedacitos. Pero aunque algunas cosas eran asuntos de más largo plazo (quizás más o menos un año), la mayoría de estos problemas generalmente se resolvieron solos en uno o dos meses. En el momento pueden parecer durar para siempre, pero le apuesto que puede mirar hacia atrás, aun ahora, a una etapa que parecía que nunca terminaría y reconocer que no tardó tanto a final de cuentas.
Ahora estoy en la etapa en que todos mis hijos saben alimentarse por sí mismos, usar el baño por sí mismos (generalmente), vestirse, abrocharse el cinturón en el carro, apartarse de mí sin llorar, etc. Sí, pasaron unos años para llegar hasta este punto, pero al pensar en el pasado, una parte muy grande de la lucha para mí fue que nunca había pasado por esa etapa y tenía un poquito de miedo, no basado en la realidad, de que esto duraría para siempre. Actualmente estoy a punto de repetir algunas de estas etapas en unos meses con un nuevo bebé, pero ahora sé cómo se ve el otro lado de la lucha y eso hace que lo aguante todo mejor. (Espere, Mami; ¡usted también llegará a ese punto!)
Además, mientras crecen sus hijos, aprenden no solamente cómo cuidarse sino también cómo ayudar a los más pequeños para reducir el trabajo que usted tiene. Recientemente he alcanzado la etapa en que raramente les preparo el desayuno o almuerzo a mis niños porque las niñas pueden tanto valerse por sí mismas como ayudar a su hermanito. También tengo ayuda con lavar la ropa, lavar los platos, ordenar el hogar, guardar la compra de víveres y en varias ocasiones preparar la cena. En teoría sabía que debería funcionar así, pero cinco años atrás, honestamente no podía imaginarme hasta qué punto mis niños me ayudarían hoy. Por supuesto tienen que aprender más todavía, pero esto ya ha cambiado mucho la cantidad de trabajo que tengo ahora.
Primer día de la escuela (2018).
Por último, pero no de menos importancia: siéntase animada porque está avanzando en todas estas áreas más de lo que piensa. Antes de que realmente entiendan las cosas, los pequeñitos necesitan mucha repetición; MUCHA repetición. Pero cada vez que persevera otro día metida en las mismas luchas una y otra vez, llega un poco más cerca a la victoria. Lo más probable es que un día se despertará y se dará cuenta de que no ha tenido que luchar esa batalla por una semana. Se está acercando a la meta. Llegará; se lo prometo.
—Jessica
Crédito fotográfico: Fotografías cortesía de la autora.